[Libre] Primera Salida.

Llevaba desde la caída de la noche deambulando por el lugar. Antes de dormirse el día anterior se había quedado con la mirada perdida en el castillo. Desde su llegada, ya hace un buen tiempo, no había pasado a ese lugar. Distracciones y otras preocupaciones estaban entre sus excusas. Al despertar, tomó un rápido baño, se alisto y salió a toda prisa, no le tomo más de cinco minutos estar frente a la entrada al laberinto pero valla que le había tomado un poco más de tiempo salir de su interior. No menos de treinta minutos había pasado entre callejones sin salida y encuentro con raras bestias, pero al final, había conseguido salir.

Primeramente había dado una vuelta alrededor, reconociendo el camino, las extravagantes decoraciones que aun seguían en pie y las plantas exóticas que decoraban los extensos jardines. Al cabo de unos minutos ingreso al castillo. Era enorme por dentro, lleno de estatuillas antiguas bien preservadas, cuadros, candelabros y muchos objetos que captaban su atención. Les tomaba, miraba con atención y devolvía a su lugar, sin pensar en si inquietaba o no al gran rey. Había oído en varias partes, que el alma de aquel sanguinario hombre rondaba el castillo, ahuyentando a los intrusos y protegiendo sus valiosos tesoros. Aun no se había topado con él, así que no tenía problemas con continuar con sus rondas.

“¿Qué tenemos aquí~?” Preguntó para sí mismo, asomándose por uno de los ventanales que daban al laberinto. Un joven de cabellos oscuros y piel blanca había salido hace nada del lugar, quedándose de pie junto a la entrada. Al parecer no había sido el único llamado hacia este lugar.
Bajo entre brincos las grandes escaleras, con una enorme e infantil sonrisa dibujada en el rostro, ansioso por jugar con aquel desconocido. Al salir del castillo, las grandes puertas rechinaron estrepitosamente, haciendo eco no solo en el interior del castillo, también a las afueras.

- ¿Quién eres y que haces aquí? – Usando su celeridad, en cosa de un segundo a otro, ya se encontraba de pie frente al contrario. Su voz suave y traviesa se había escuchado antes de que su figura apareciera. Se balanceo se adelante hacia atrás dejando las manos tras su espalda. Sus orbes había contemplado de pies a cabeza al contrario, relamiéndose el labio superior casi por inercia –

Esperaba que no fuera de esos vampiros jóvenes que seguían los modelos conductuales de películas de antaño o de esos que no hacen más que gruñir como si no hubiera nada mas en su cabeza que un genio del demonio… Aunque no importaba la personalidad, el chico le pareció atractivo, más que suficiente para insistir en jugar con él.

Una risa divertida salió de sus labios al oír al pelinegro. Si bien, le había pegado un susto con su repentina aparición se las había arreglado para responderle sin aparentarlo y no solo eso, había pasado de él, adentrándose en el feroz laberinto que daba hacia el castillo. Lo estaba poniendo más divertido aun. La mejor parte de su conducta era cuando debía aplastar al contrario para que “accediera” a sus juegos. Después de todo, en eso si era un niño, le gustaba que las cosas fueran a su manera y según sus gustos. Se impondría sobre cualquiera para conseguirlo.

Dio media vuelta sobre su propio eje, igual que un niño al jugar, y entre brincos leves avanzó detrás del chico. No era como si planeara dejarle continuar la noche tranquilo, ya se había decidido a entretenerse con él y poco (Mejor dicho nada) le importaba si el otro se negaba a participar de sus juegos.

- No tienes que ser tan grosero~ - Soltó con tono infantil mientras “aparecía” a un lado del chico – No soy un niño – Infló las mejillas como en un mohín, observándole de reojo.

De pies a cabeza, volvió a ver al contrario, buscando algo que destacar en el chico; pero además del entrecejo fruncido, no poseía mucho mas, obviando sus amarillentos ojos, tan llamativos como los propios. Se preguntó si había nacido con ellos o los había modificado de alguna manera, como él lo había hecho con su ojo izquierdo. Quizás mas adelante obtendría una respuesta de eso.

- No seas un viejo gruñón y juego conmigo, será divertido – Ahora se encontraba delante del chico, caminado de espaldas, no tenía la necesidad de voltear a ver para saber cómo seguir, sus sentidos agudizados eran más que suficiente para tener una detallada perspectiva del lugar – Solo por esta noche~ O tendré que obligarte e iré por ti muchas noches mas – Alzó los brazos, exagerando su expresión -

Con una sonrisa infantil y casi a brincos, avanzaba a un par de pasos de distancia del pelinegro. Si bien, notaba los intentos del contrario para evitarle, de nada servirían. Si quisiera, en cosa de segundo podría hacerle caer sin que se pudiera hacer a una idea de que le paso. Pero tenía otro tipo de intenciones. Existían muchos seres en el mundo y muchos de su raza tenían un carácter semejante al del contrario. Serios y desafiantes pero estúpidos. Al punto de no ir mas allá de lo que ven.

Claro, parecía un mocoso, sin pasar de los dieciséis años, pero al igual que el contrario, era su condena al renacer. Ser exactamente igual que en su último día de vida. Teniendo solo este punto en cuenta (Porque habían muchos otros detalles) ¿Cómo podía avanzar tan confianzudo?

- Sabes… el salir de este laberinto será el menor de tus problemas si continuas huyendo de esa manera tan linda – Comentó con picardía, dejando sus manos tras su espalda, caminando con la mirada fija en el piso. Jugaba a seguir las pisadas del contrario como si fuera algo demasiado entretenido – ¿Mami nunca te enseñó que no debes juzgar un libro por su cubierta? – Preguntó con sorna, mirando de reojo al muchachito.

Sus orbes bicolores se fijaron mucho mas allá del físico del contrario, analizando por completo su aura. Obteniendo información del contrario para no encontrarse con sorpresitas desagradables, de esas que podían arruinar los juegos de cualquiera.

- Oooh~ pero si aun eres un crio – Llevó su diestra a la altura de sus labios, cubriéndolos levemente, ocultando la sonrisa de víbora que se formaba en su rostro. Nombre, edad, incluso el obvio estado de ánimo podía ser leído en su aura y si indagaba un poco más, podría entrar en su mente y obtener otros tipos de datos mucho más relevantes – Ahora, ¿Juguemos, Pat?