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Dulce camino...
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Re: Dulce camino...
Soltó una leve risa al escuchar el pequeño chillido que la menor había soltado momentos atrás. Claro, cualquiera lo haría, después de todo, sus preguntas y acciones no había esperado respuesta de la menor, tomándola por sorpresa. Además que la menor seguía siendo una niña, no importaba cuanto asegurara el ser mayor.
Su vuelo tranquilo, ligero y libre de toda presión le hacía sentir mucho mas aliviada, llevar a la contraria no le significaba problema alguno, incluso cuando esta se sostenía con algo de fuerza. Miraba con cautela la ciudad y sus alrededores. Tan sucia y llena de seres asquerosos, nunca estaba demás prestarles la debida atención o quien sabe que les podría saltar encima.
- Muy bien, entonces daremos un paseo lento por sobre la ciudad, luego, si quieres continuar, podemos pasar al castillo del Rey Oscuro – Pronunció mirando hacia el frente luego de escuchar lo comentado por la contraria. Ya había pasado un par de veces por ese castillo y se había topado con muchas cosas, en especial con un demonio adueñándose del lugar, fiestas y reuniones de sectas, entre otras cosas.
Miró de reojo a la menor escuchando sus palabras. Soltó un suspiro bajo y cansado, para luego sonreír levemente.
- No tienes que darme nada a cambio, esto lo hago porque quiero no porque espere una recompensa – Su mirada se fijó de manera leve en la contraria – No todo lo que hagas o hagan por ti debe significar un trueque. Haz las cosas porque te nace hacerlas, se disfrutan más de esa manera.
Cuando sintió la leve caricia de la menor le sujeto con un poco de fuerza. Definitivamente acostumbrarse al calor de otros cuerpos era algo difícil para ella, incluso leves roces podría hacerla bajar la guardia. Respiró hondo y volvió a relajarse, continuando con su tranquilo vuelo.
Su vuelo tranquilo, ligero y libre de toda presión le hacía sentir mucho mas aliviada, llevar a la contraria no le significaba problema alguno, incluso cuando esta se sostenía con algo de fuerza. Miraba con cautela la ciudad y sus alrededores. Tan sucia y llena de seres asquerosos, nunca estaba demás prestarles la debida atención o quien sabe que les podría saltar encima.
- Muy bien, entonces daremos un paseo lento por sobre la ciudad, luego, si quieres continuar, podemos pasar al castillo del Rey Oscuro – Pronunció mirando hacia el frente luego de escuchar lo comentado por la contraria. Ya había pasado un par de veces por ese castillo y se había topado con muchas cosas, en especial con un demonio adueñándose del lugar, fiestas y reuniones de sectas, entre otras cosas.
Miró de reojo a la menor escuchando sus palabras. Soltó un suspiro bajo y cansado, para luego sonreír levemente.
- No tienes que darme nada a cambio, esto lo hago porque quiero no porque espere una recompensa – Su mirada se fijó de manera leve en la contraria – No todo lo que hagas o hagan por ti debe significar un trueque. Haz las cosas porque te nace hacerlas, se disfrutan más de esa manera.
Cuando sintió la leve caricia de la menor le sujeto con un poco de fuerza. Definitivamente acostumbrarse al calor de otros cuerpos era algo difícil para ella, incluso leves roces podría hacerla bajar la guardia. Respiró hondo y volvió a relajarse, continuando con su tranquilo vuelo.
Azrael- Arcángel
- Mensajes : 34
Re: Dulce camino...
No tenía ni la menor idea de que podía ser ese lugar, pero el tan solo mencionar la palabra "castillo" la hacía querer visitar aquel lugar. La verdad era que había conocido un par de estos durante sus viajes, pero no dejaban de fascinarla. Siempre había secretos enormes en aquellos lugares y seres bastante llamativos que solían tener más historias que contar que las mismas paredes de estos castillos que parecían suspendidos sobre la nada.
El frío la azotaba con una brutalidad infantil en el rostro y el viento se paseaba libre por sus ahora desnudas piernas, debido a que tanto ajetreo con la gravedad había provocado que sus medias negras se deslizaran quedando solo sujetas por los zapatos que parecían más firmes a sus pies. No se sintió muy contenta cuando la chica dijo que no quería nada a cambio. Sabía que era mejor hacer las cosas por gusto propio más que por recibir algo, pero había situaciones en las que sinceramente le parecía casi una necesidad retribuir aquello que hacían por ella, no para saldar deudas, si no porque le nacía el querer hacerlo.
-¿No te molesta si hago eso?- consultó con un ligero tono de desencanto por no poder compensar eso, mientras su vista seguía perdida en los alrededores, refiriéndose a la caricia dulce que había realizado con su mejilla- Me da la impresión de que puede darte frío como a mí y no se me ocurre otra manera de robar calor a estas alturas- comentó acostumbrándose a un poco a la distancia, pero no por eso se soltó de la chica, si no que más bien ahora la estrechaba casi a modo de abrazo. - Por cierto,lo del castillo se oye interesante, así que me gustaría ir a verlo- soltó en un tono más alegre mientras movía lentamente los pies dibujando lineas imaginarias sobre el cielo sin notar que su cabeza se acomodaba cerca del cuello cálido de la muchacha, creando casi una posición demasiado cómoda para ella la cual parecía provocarle sueño. La silenciosa muñeca seguía creando ruidos imperceptibles al batir las alas sobre el manto que parecía estar extinguiendo el anterior incendio que se elevaba sobre su cabeza, pero del que ahora podía ser parte a la distancia en el preciso momento en el que las llamas se ahogaban y no podían volver a nacer. Sonrió buscando más cosas interesantes, pero el simple hecho de ser cargada así por sobre la putrefacta ciudad era suficiente para ella y no podía concentrarse en nada más.
El frío la azotaba con una brutalidad infantil en el rostro y el viento se paseaba libre por sus ahora desnudas piernas, debido a que tanto ajetreo con la gravedad había provocado que sus medias negras se deslizaran quedando solo sujetas por los zapatos que parecían más firmes a sus pies. No se sintió muy contenta cuando la chica dijo que no quería nada a cambio. Sabía que era mejor hacer las cosas por gusto propio más que por recibir algo, pero había situaciones en las que sinceramente le parecía casi una necesidad retribuir aquello que hacían por ella, no para saldar deudas, si no porque le nacía el querer hacerlo.
-¿No te molesta si hago eso?- consultó con un ligero tono de desencanto por no poder compensar eso, mientras su vista seguía perdida en los alrededores, refiriéndose a la caricia dulce que había realizado con su mejilla- Me da la impresión de que puede darte frío como a mí y no se me ocurre otra manera de robar calor a estas alturas- comentó acostumbrándose a un poco a la distancia, pero no por eso se soltó de la chica, si no que más bien ahora la estrechaba casi a modo de abrazo. - Por cierto,lo del castillo se oye interesante, así que me gustaría ir a verlo- soltó en un tono más alegre mientras movía lentamente los pies dibujando lineas imaginarias sobre el cielo sin notar que su cabeza se acomodaba cerca del cuello cálido de la muchacha, creando casi una posición demasiado cómoda para ella la cual parecía provocarle sueño. La silenciosa muñeca seguía creando ruidos imperceptibles al batir las alas sobre el manto que parecía estar extinguiendo el anterior incendio que se elevaba sobre su cabeza, pero del que ahora podía ser parte a la distancia en el preciso momento en el que las llamas se ahogaban y no podían volver a nacer. Sonrió buscando más cosas interesantes, pero el simple hecho de ser cargada así por sobre la putrefacta ciudad era suficiente para ella y no podía concentrarse en nada más.
Gretel Heidegret- Brujo
- Mensajes : 23
Re: Dulce camino...
Su vuelo seguía manteniéndose de manera lenta, no tenía prisa por terminar e imaginaba que la contraria tampoco. Además así le daría más tiempo de contemplar la ciudad desde el cielo y sentir aquel extraño hormigueo que estar a ciertas alturas solía causar.
- Para nada – Respondió con tranquilidad mirándola con instantes, casi sin mucho que expresar. No comenzaría por decir que frio no sentía y quizás no sentiría, después de todo llevaba emprendiendo vuelo desde hace tanto tiempo que su cuerpo había adquirido calor propio al momento de mantenerse en los cielos. Solo pudo asentir con una leve sonrisa en el rostro, dándole a entender a la chica que estaría bien.
Cuando la chica se libero un poco, pensó que ya le había tomado costumbre a la altura. Al escucharla miro hacia el castillo y espero que no tuvieran que encontrarse con alguien más ahí, siempre era un problema ver a alguien a los alrededores del castillo.
- Entonces iremos hacia el castillo. Podemos verlo por dentro, cada rincón del castillo se encuentra en buenas condiciones, como si nunca hubiese sido abandonado, como si el tiempo se hubiese detenido en su interior.
El castillo estaba lleno de tesoros valiosos en cada rincón, todos brillaban como si hubiesen sido pulidos durante la mañana. Los cuadros mantenían sus colores intactos y hasta daban la impresión de que te observaran. Seguramente a la menor le gustaría el lugar. Los que han tenido la suerte de entrar han deseado volver incluso perdiéndose entre sus laberintos.
Cerró los ojos unos instantes al sentir la cabeza de la pequeña hechicera apoyada en su cuello. Sonrió levemente pensando en que quizás nunca se acostumbraría al contacto con otros. No era como que esto le fuera incomodo, solo, le llenaba de raras sensaciones, después de todo, sentir el calor de otros no era algo que acostumbrara alguien que debe dedicarse a buscar a quienes deben morir para arrebatarles el alma.
Observo las vacías calles de la ciudad. Normalmente era cosa de suerte encontrarse a uno o dos seres vagando por ellas, incluso los pocos humanos que aun quedaban en la ciudad salían por cosas precisas y volvían a encerrarse. La niebla que invadía la ciudad en ocasiones era tan espesa que el moverse o ver a través de ella era misión imposible, hasta para aquellos arrogantes que creían que por ser más fuertes que los humanos podrían con algo tan “sencillo” como aquella niebla.
- Para nada – Respondió con tranquilidad mirándola con instantes, casi sin mucho que expresar. No comenzaría por decir que frio no sentía y quizás no sentiría, después de todo llevaba emprendiendo vuelo desde hace tanto tiempo que su cuerpo había adquirido calor propio al momento de mantenerse en los cielos. Solo pudo asentir con una leve sonrisa en el rostro, dándole a entender a la chica que estaría bien.
Cuando la chica se libero un poco, pensó que ya le había tomado costumbre a la altura. Al escucharla miro hacia el castillo y espero que no tuvieran que encontrarse con alguien más ahí, siempre era un problema ver a alguien a los alrededores del castillo.
- Entonces iremos hacia el castillo. Podemos verlo por dentro, cada rincón del castillo se encuentra en buenas condiciones, como si nunca hubiese sido abandonado, como si el tiempo se hubiese detenido en su interior.
El castillo estaba lleno de tesoros valiosos en cada rincón, todos brillaban como si hubiesen sido pulidos durante la mañana. Los cuadros mantenían sus colores intactos y hasta daban la impresión de que te observaran. Seguramente a la menor le gustaría el lugar. Los que han tenido la suerte de entrar han deseado volver incluso perdiéndose entre sus laberintos.
Cerró los ojos unos instantes al sentir la cabeza de la pequeña hechicera apoyada en su cuello. Sonrió levemente pensando en que quizás nunca se acostumbraría al contacto con otros. No era como que esto le fuera incomodo, solo, le llenaba de raras sensaciones, después de todo, sentir el calor de otros no era algo que acostumbrara alguien que debe dedicarse a buscar a quienes deben morir para arrebatarles el alma.
Observo las vacías calles de la ciudad. Normalmente era cosa de suerte encontrarse a uno o dos seres vagando por ellas, incluso los pocos humanos que aun quedaban en la ciudad salían por cosas precisas y volvían a encerrarse. La niebla que invadía la ciudad en ocasiones era tan espesa que el moverse o ver a través de ella era misión imposible, hasta para aquellos arrogantes que creían que por ser más fuertes que los humanos podrían con algo tan “sencillo” como aquella niebla.
Azrael- Arcángel
- Mensajes : 34
Re: Dulce camino...
Cuando escuchó la descripción del lugar fantaseó con las imágenes que le provocaban las palabras, imaginando castillos hermosos que quizá le harían sentir como si perteneciera a aquella época detenida en el tiempo. Ciertamente había visto castillos, pero estaban mas que deteriorados por el tiempo y la húmeda soledad que los invadía, dejandoles pesados mantos de polvo y moho que se aferraban con una fuerza sobrenatural a las invisibles grietas que el tiempo se ocupaba de abrir como feas heridas sobre las murallas y los suelos. Respingó la nariz imaginando el horrible olor de aquellos lugares, como si alguien hubiese muerto recientemente tras ese silencio.
-¿No huele feo dentro?- consultó acomodando un poco más su cabeza en el cuello de la otra chica, intentando buscarle un olor para cubrir el que se le había impregnado en la nariz tras imaginarlo- No tienes otras cosas que hacer ahora, ¿verdad?, no me vas a dejar sola allí, ¿cierto?- soltó sin darle tantas vueltas a sus palabras.
La verdad era que temía, de alguna manera, ser abandonada allí. Le pareció que de pronto se acostumbraba a la compañía y de alguna manera eso se volvería una molestia más tarde cuando aquel fugaz lazo se cortara por razones que parecían muy obvias: ambas eran completamente distintas y pertenecían a distintos mundos. Nada de lo que hiciera podría asegurarle seguir hablándole a la chica, ni siquiera tenía la seguridad de que que sería ella quien viniera a arrebatarle el alma algún día y pensar en el incierto futuro le hacia fruncir el entrecejo. Inhaló el aire que parecía más frío allí e hinchó las mejillas antes de aferrarse más fuerte a la otra muchacha.
-Te odio por hacer que me acostumbre a tu presencia- susurró despacio y casi con una dulzura inevitable, sin tratar de hacer daño con el comentario o siendo completamente seria con esto, si no que más bien era su modo de expresar lo obvio, su súbita costumbre a la presencia ajena. Por la vergüenza de decirlo, quiso llegar al castillo lo más rápido posible para ocultar su vergüenza entre paredes desconocidas, ignorando que quizá otros podrían estar allí antes que ellas.
-¿No huele feo dentro?- consultó acomodando un poco más su cabeza en el cuello de la otra chica, intentando buscarle un olor para cubrir el que se le había impregnado en la nariz tras imaginarlo- No tienes otras cosas que hacer ahora, ¿verdad?, no me vas a dejar sola allí, ¿cierto?- soltó sin darle tantas vueltas a sus palabras.
La verdad era que temía, de alguna manera, ser abandonada allí. Le pareció que de pronto se acostumbraba a la compañía y de alguna manera eso se volvería una molestia más tarde cuando aquel fugaz lazo se cortara por razones que parecían muy obvias: ambas eran completamente distintas y pertenecían a distintos mundos. Nada de lo que hiciera podría asegurarle seguir hablándole a la chica, ni siquiera tenía la seguridad de que que sería ella quien viniera a arrebatarle el alma algún día y pensar en el incierto futuro le hacia fruncir el entrecejo. Inhaló el aire que parecía más frío allí e hinchó las mejillas antes de aferrarse más fuerte a la otra muchacha.
-Te odio por hacer que me acostumbre a tu presencia- susurró despacio y casi con una dulzura inevitable, sin tratar de hacer daño con el comentario o siendo completamente seria con esto, si no que más bien era su modo de expresar lo obvio, su súbita costumbre a la presencia ajena. Por la vergüenza de decirlo, quiso llegar al castillo lo más rápido posible para ocultar su vergüenza entre paredes desconocidas, ignorando que quizá otros podrían estar allí antes que ellas.
Gretel Heidegret- Brujo
- Mensajes : 23
Re: Dulce camino...
- No, no tiene olores desagradables en su interior. Muy por el contrario, se mantiene fresco, como si el viento se colara al interior despejándolo de cualquier posible inmundicia – Respondió con tranquilidad, aunque no podía dar nada por seguro, después de todo, ella no es la única que ha entrado, no tenía idea si otros ya había destrozado el hermoso interior.
Negó con suavidad sin despegar su mirada del castillo al que se dirigían.
- Aunque tuviera algo que hacer no podría dejarte sola en ese lugar. No solo es peligroso, también puede ser muy traicionero y nunca sabes que te encontraras entre sus corredores.
En un comienzo, cuando sintió la fuerza ejercida por la chica creyó que se había asustado o algo por el estilo, pero al oír hablar sintió como su cuerpo se tensaba, como si esa personalidad tímida que en estos momentos descansaba hubiese despertado adueñándose con rapidez de su cuerpo.
Dejó salir un suave suspiro para luego dejar un suave beso sobre la cabeza de la hechicera. No tenía idea de cómo responder y no comenzaría diciendo lo siento.
(U: Espero no te moleste, pero para adecuarnos al rol, abrí un tema en el castillo ahí podemos seguir :B
Tema)
Negó con suavidad sin despegar su mirada del castillo al que se dirigían.
- Aunque tuviera algo que hacer no podría dejarte sola en ese lugar. No solo es peligroso, también puede ser muy traicionero y nunca sabes que te encontraras entre sus corredores.
En un comienzo, cuando sintió la fuerza ejercida por la chica creyó que se había asustado o algo por el estilo, pero al oír hablar sintió como su cuerpo se tensaba, como si esa personalidad tímida que en estos momentos descansaba hubiese despertado adueñándose con rapidez de su cuerpo.
Dejó salir un suave suspiro para luego dejar un suave beso sobre la cabeza de la hechicera. No tenía idea de cómo responder y no comenzaría diciendo lo siento.
(U: Espero no te moleste, pero para adecuarnos al rol, abrí un tema en el castillo ahí podemos seguir :B
Tema)
Azrael- Arcángel
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